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Portal de Medellin/Temas/Nuestro Gobierno/Publicaciones


UNE: Activen la cláusula y salven a Hidroituango

2021-10-12

“Les ruego que no vendan UNE”, dijo el concejal de rodillas ante sus compañeros. Agotado ya en argumentos recurría como última opción al corazón de sus compañeros. Sus ojos se clavaban en especial, con rabia y decepción sobre los ojos de su compañero, el concejal que también durante todos los debates se había opuesto a la venta de UNE, pero que minutos antes de la votación fue al baño y cambió de posición. Ese 9 mayo 2013 a las 3 de la mañana, se concretó la fusión entre Tigo y UNE por 11 votos contra 10 entregando el control de la Empresa a Millicom. El concejal que cambió el voto fue Bernardo Alejandro Guerra, hoy líder de la revocatoria y quién posteriormente sería sancionado por la procuraduría y despojado de su investidura por el tribunal administrativo de Antioquia por otros hechos. El concejal que se humilló para defender el patrimonio público era mi hermano Miguel Quintero. 

Miguel junto a sindicatos, y líderes políticos como Esteban Restrepo y Juan Pablo Ramírez hoy secretarios de Medellín, demostraron en los meses anteriores a ese 9 de mayo, los riesgos que implicaba perder el control de UNE para los trabajadores, las utilidades y el futuro de Medellín como ciudad inteligente. Demostraron que la administración había alterado la contabilidad de UNE acelerando amortizaciones y depreciaciones para simular a UNE como una empresa en crisis. Anticiparon además que Millicom no entregaría utilidades a EPM, política que implementaba en todos los países de África y Centro América donde también operaba. 

Lamentablemente todo lo que pronosticaron ocurrió. Una vez se perdió el control de UNE, Millicom despidió empleados, vendió las torres, estableció una política de cero utilidades para EPM, y además, una cláusula que prohibió a EPM prestar servicios de telecomunicaciones. Pero quizás lo más grave es que Medellín perdió el poder para influir en decisiones de inversión de UNE en el territorio retrasando las posibilidades de Medellín para convertirse en una ciudad inteligente. En los 8 años siguientes Medellín pasó de ser un referente como ciudad inteligente gracias a UNE, a ocupar el último puesto en cobertura de fibra óptica entre ciudades principales. 

Desde que era candidato prometí que de ser elegido alcalde no íbamos a seguir siendo los socios bobos de Millicom y que haría uso de la Cláusula de Protección del Patrimonio Público establecida gracias a la presión del Concejo. “Nos compran o los compramos” dije en campaña.  

La cláusula de Protección del Patrimonio Público dice que, si EPM lo decide y durante una ventana de tiempo que en términos prácticos vence en este mes de octubre, Millicom estaría obligada a comprar nuestras acciones al valor que EPM determine, o en caso contrario Millicom tendría que vender sus propias acciones en un proceso de subasta internacional. Para ser más preciso, en la primera ronda, tanto Millicom como EPM contratarían una banca de inversión que valore la empresa. Si no hay acuerdo, se contrataría una tercera banca de inversión buscando un acuerdo y si definitivamente no hay acuerdo, todas las acciones, tanto las de Millicom como las de UNE saldrían a la venta. En esta etapa, EPM tendría la opción de pujar por la propiedad de UNE o tomar el valor que corresponde al 50% de la empresa en caso de que sea una tercera la que gane la subasta. 

A Millicom no le gusta esta cláusula. No le interesa pagar por lo que ya controla; y mucho menos vender la empresa que significa más 25% de sus ingresos a nivel internacional. La cláusula en cambio favorece a EPM ya que le da un poder que le permite recuperar el patrimonio público de una empresa que no entrega dividendos e incluso retomar el control de la empresa. Si la cláusula se venciera Millicom ya no quedaría obligado a nada y si quisiéramos vender nuestras acciones, perderíamos al menos 2 billones de pesos en valor dado que en el mercado hay poco interés de comprar acciones que no dan dividendos. 

El contexto además hace más apremiante la decisión. Hidroituango el proyecto energético más importante del país suma ya más de 12 billones en daños por culpa de contratistas y políticos que bajaron la calidad a los materiales, cambiaron los diseños y tomaron decisiones irresponsables. EPM ha tenido que endeudarse a niveles históricos para financiar su terminación, sin embargo, la última actualización de costos sumó 2,1 billones de pesos más. El equipo directivo de la empresa, incluido su gerente, me han solicitado que presente al Concejo una solicitud para vender algún activo de EPM que le permita financiar la terminación de Hidroituango. El activo que han solicitado es el mismo: TIGO-UNE. 

Hoy proteger el patrimonio público significa paradójicamente activar la cláusula de protección del patrimonio público que en el contexto actual puede terminar con la venta de las acciones que aún tenemos en UNE para salvar Hidroituango. Esto sin embargo no debería ser visto como una privatización dado que la empresa ya está privatizada, sino como la oportunidad de recuperar recursos públicos hoy administrados por una empresa privada. Si el Concejo que hoy tiene en sus manos la decisión decide votar por el No, tendríamos que salir a vender otro activo público, lo que sí podría significar una privatización. 

Como defensor del patrimonio público he hecho lo correcto: presentar el proyecto para salvar 2 billones de pesos y financiar a Hidroituango. A diferencia del año 2013, esta vez no habrá secretarios llamando a concejales al baño para que cambien su voto en el último minuto, pero estoy seguro que tampoco será necesario que un concejal se arrodille para decirle: “Señores concejales activen la cláusula y salven a Hidroituango”.

Que paguen

2021-09-18

Mientras el Presidente de la República anunciaba la hora Gaviria, el ministro de Minas de su momento justificaba la falta de energía a razones imprevisibles de la naturaleza. Como millones de colombianos recuerdo ese 2 de marzo de 1992 cuando el racionamiento cambió la hora a la que nos levantábamos para aprovechar la luz del día, ya que en las noches la electricidad era cortada. En Medellín el corte era de ocho horas, en Bogotá de nueve, pero en muchas ciudades superaba las 16 horas diarias. Para el 7 de febrero de 1993, miles de empresas habían quebrado sin saber que no había sido el fenómeno climático de El Niño el que los había dejado sin energía sino un caso de corrupción en la construcción de la Central Hidroeléctrica del Guavio, liderado por Fabio Puyo, entonces gerente de la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá.

El Guavio, en Cundinamarca, con sus 1.250 MW debía entrar en operación a principios de 1988, sin embargo, para 1992, no solo no lo había logrado, sino que acumulaba sobrecostos por 2.000 millones de dólares, tres veces su valor original. La justicia pudo determinar que Fabio Puyo retrasó “deliberadamente” la entrada en operación para incrementar sus costos y enriquecerse ilícitamente.

Como era de esperarse nadie pagó ni por los daños a la economía que quedó devastada, ni por los sobrecostos en el proyecto. El 25 de agosto de 1994, el mismo día que Fabio Puyo fue condenado, huyó del país camino a España. En 2001 su abogado reclamó que debido a que “la justicia” no fue capaz de capturarlo dentro de los términos exigidos entraba a operar el fenómeno jurídico de la prescripción de la pena tanto nacional como internacionalmente. Un juez de descongestión de penas aceptó su reclamo. De Puyo sabemos que hoy, a sus 76 años, vive en el exterior vendiendo cuadros de Picasso.

Hidroituango es hoy el proyecto de infraestructura más importante que se construye en el país, no solo por la inversión que supera los 18 billones de pesos, sino porque sus 3.500 MW, tres veces el Guavio, representará el 17 por ciento de la energía que impulsará el crecimiento de la industria nacional, bajará las tarifas de los servicios públicos y evitará un racionamiento nacional.

El 28 de abril de 2018, un desprendimiento en el túnel de desviación de Hidroituango desató uno de los desastres económicos y sociales más grandes que hayamos vivido en nuestra historia reciente. El gerente de su momento justificó el colapso a “razones imprevisibles e irresistibles de la naturaleza”. Lamentablemente aquí, como hace 20 años en el Guavio, el gerente había mentido y con él muchos otros. No fue la inocente naturaleza la que puso en riesgo la vida de 120.000 personas, causó la pérdida de 12 billones de pesos, elevó el endeudamiento de EPM a 4,4 veces el ebitda, bajó la calificación de EPM en 2018, secó el río y elevó el costo de los servicios públicos de todos los colombianos en al menos 10.000 pesos.

Como lo ha demostrado la Contraloría General de la República y documentos que estuvieron ocultos, políticos, constructores, diseñadores, e interventores bajaron la calidad de los materiales, cambiaron diseños y tomaron decisiones irresponsables que nos han costado un ojo de la cara y nos podrían costar los dos.

Desde que asumí la Alcaldía me propuse, no solo sacar a Hidroituango adelante, sino también recuperar los recursos públicos. La demanda a los contratistas significó la renuncia de la junta directiva y la mayor crisis institucional de la historia de la ciudad. Enfrentamos a todo un establecimiento local y gremial que prefirió defender a los contratistas que a la justicia y a la ciudadanía, que finalmente fue la estafada. El tiempo nos va dando la razón.

Serán las autoridades las que juzguen en definitiva a los autores y su nivel de responsabilidad como lo viene haciendo la Fiscalía General de la Nación y la Contraloría General de la República. Sin embargo, esta vez, no como alcalde, sino como colombiano, exigimos que paguen y que no pase como con el Guavio y Fabio Puyo, que a pesar de la corrupción demostrada terminó dedicado al arte internacional y teniendo vida de rico en el extranjero. En serio, estamos cansados de que la plata se pierda y nadie pague.

PD: En los casi dos años de gobierno hemos avanzado en la reconstrucción de Hidroituango, superamos ya los niveles de avance del proyecto antes del colapso. Tenemos como meta estar produciendo energía para mediados de 2022 para evitarle al país una nueva “hora Gaviria”.

Covid: 1000 camas UCI en Medellín

2020-10-18

Gobernar es tomar decisiones. Gobernar bien, sin embargo, implica reconocer con la mayor profundidad posible las implicaciones de cada una: las obvias y las no tan obvias. He creado este espacio que se suma a los virtuales a través de #ElAlcaldeReporta y las cortas entrevistas que doy en medios de comunicación para explicar aquellos temas que requieren más que un tweet o una respuesta de 30 segundos para informar, pero también para dar el debate necesario cuando la información que circula no sea cierta o puede llevar a confusiones, cosa que se ha vuelto recurrente en los últimos días, impulsada, hay que decirlo, por intereses políticos y en algunos casos económicos. 

No podría empezar de otra manera que hablando de Covid y de la disparidad entre la Alcaldía y la Gobernación para expresar el nivel de alerta que vive la ciudad y en especial el número de camas UCI y su porcentaje de utilización. 

Medellín ha logrado administrar la curva de contagios gracias al uso de tecnología, la cultura ciudadana y la capacidad de anticipar: fue la primera ciudad en hacer obligatorio el uso del tapabocas, esto nos dio tiempo para fabricar ventiladores y cumplir el plan mil de UCI. Subimos al pico implementando la estrategia 4/3, que consistía en cuatro días de apertura económica y tres de cierre, un modelo innovador que hoy es estudiado por su capacidad para reducir la tasa de contagio. Parecería posible que si hubiéramos implementado esta estrategia desde el principio nunca hubiéramos tenido que salir a la cuarentena total. 

Una vez en el pico de la meseta, en lugar de cerrar como lo hicieron miles de ciudades del mundo entero, Medellín pudo reabrir su economía. ¿Cómo se logró esto? Gracias a que la data nos permitió tener un mejor entendimiento de la curva pandémica, las poblaciones en riesgo, evidenciar el fin de la etapa exponencial y con data también informar de forma microsegmentada a cada uno de los 3.5 millones de ciudadanos que se inscribieron en Medellín Me Cuida cuál era el nivel de riesgo de su cuadra o lugar de trabajo y hacer cercos epidemiológicos de alta velocidad. Sin embargo, lo más importante fue constituir una potente red de unidades de cuidados intensivos para enfrentar el reto que tenemos en frente. Medellín cumplió su apuesta por tener mil camas de cuidados intensivos.  Ante los escépticos que predecían que se vendría colapso primero el 15 de agosto, después el 15 de septiembre y luego el 15 de octubre, Medellín no solo nunca colapsó, sino que hoy tiene la tasa de letalidad más baja entre ciudades principales logrando al mismo tiempo liderar la reactivación económica y ahorrar cierres innecesarios a la ciudad. 

Por eso es importante aclarar las dudas que se han tratado de sembrar sobre el número de camas UCI y el nivel de riesgo que enfrenta la ciudad.  

Lo primero sea decir que el número de pacientes en UCI por Covid, en nuestro sistema de salud, se ha mantenido estable y por debajo, incluso, de lo que esperábamos para esta fecha (ver imagen 1). En cuanto a número de casos nos mantenemos en estado de meseta incluso por debajo de los casos que esperábamos para esta fecha. Es decir, sin crecimientos geométricos y con un 96.3 % de personas que ya superaron el contagio. (Ver imagen 2). El autocuidado ha hecho que solo el 6.94 % de los casos sea de mayores de 70 años, población en la que estamos concentrados, estrategia clave para reducir la tasa de letalidad. 

Covid: 1000 camas UCI en MedellínImagen 1

Covid: 1000 camas UCI en MedellínImagen 2

Actualmente, las UCI de la ciudad están ocupadas de la siguiente manera. Por Covid hay 249 personas: estable. Por Infecciones Respiratorias: 63 personas y 358 más por cirugías atrasadas y otro tipo de enfermedades, este es el indicador que viene creciendo (ver imagen 3). 

Con el ánimo de reducir el número de procedimientos no urgentes, la Gobernación de Antioquia ha planteado la posibilidad de declarar alerta roja hospitalaria, lo cual tendría dicho efecto. Sin embargo, esto no tendría implicaciones tipo cuarentena en Medellín, ni en su Área Metropolitana, dado que este incremento no es consecuencia del Covid. 

Ahora, ¿Tiene o no Medellín 1000 camas de cuidados intensivos? ¿Por qué no cuadran las cifras de la Alcaldía y la Gobernación? 

Medellín cuenta con mil camas UCI (ver imagen 4), entendidas como camas en un hospital con toda la tecnología necesaria para atender un paciente que requiera le salven la vida, en especial, que requiera un respirador artificial mientras logra superar la etapa infecciosa. De estas mil, 780 están activas, quiere decir que están reportadas en el sistema nacional de salud (estas son las que reporta la gobernación) y 220 más que serán activadas en el momento en que el Covid así lo requiera. Teniendo en cuenta el incremento actual activaremos 26 más para atender las cirugías retrasadas. 

Entonces, ¿Por qué no se activan todas las camas UCI inmediatamente? La pregunta es natural, como observarán que la respuesta también. Para los hospitales no es rentable activar una cama que va a estar vacía, ya que al hacerlo debe tener a su disposición, no solo el respirador y la cama que les hemos entregado, sino también un grupo de profesionales del más alto nivel, disponible los siete días de la semana y las 24 horas del día. Es por esto que la activación de las camas ha sido acordada en un esquema de fases con los directivos de los hospitales y el personal de la salud para cuidar sus finanzas, evitar la llegada de médicos extranjeros y garantizar en la medida de lo posible que la atención que brindemos conserve siempre los más altos estándares de calidad. 

Concluiría, por tanto, diciendo que Medellín no solo tiene mil camas de cuidados intensivos, sino que además tiene un plan. Ese plan está impulsado por un equipo de personas de las más altas calidades, el personal de salud que son nuestros héroes; un equipo de epidemiólogos, científicos y diseñadores, emprendedores y empresarios que han puesto desde cada una de sus esquinas para servir a la ciudad cuando más se ha necesitado y también un equipo de funcionarios públicos de quienes hoy quiero reconocer a la secretaria de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, Mónica Gómez; al secretario de Desarrollo Económico, Alejandro Arias; al secretario de Innovación Digital, Sebastián González y, claro está, a nuestra secretaria de Salud, Andree Uribe. Ninguno de ellos ha parado de trabajar desde que el 27 de enero empezamos a buscar rutas para salvar vidas sabiendo lo que se vendría. Estoy orgulloso de ellos como lo estoy de todo mi equipo. 

Pero, sin duda, el agradecimiento más grande quiero darlo para cada hijo, hermana, madre, padre y familiar, en general, que ha hecho todo lo posible para cuidar la vida de sus seres queridos. Juntos estamos dando esta batalla por la vida. Tengan la seguridad de que todo va a estar bien. 


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