{"id":178399,"date":"2023-04-19T18:53:27","date_gmt":"2023-04-19T23:53:27","guid":{"rendered":"https:\/\/www.medellin.gov.co\/es\/?p=178399"},"modified":"2023-04-19T18:53:27","modified_gmt":"2023-04-19T23:53:27","slug":"centro-dia-el-lugar-de-las-segundas-oportunidades","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.medellin.gov.co\/es\/sala-de-prensa\/noticias\/centro-dia-el-lugar-de-las-segundas-oportunidades\/","title":{"rendered":"Centro D\u00eda el lugar de las segundas oportunidades"},"content":{"rendered":"
Esta es la historia de John Fredy Barrada, un ex habitante de calle que ahora trabaja con el equipo de intervenci\u00f3n en calle de la Secretar\u00eda de Inclusi\u00f3n Social, dando una voz de aliento a las personas que se encuentran sumergidas en la drogadicci\u00f3n y demostr\u00e1ndoles que, con voluntad y ayuda, s\u00ed se puede empezar de nuevo.<\/em><\/p><\/blockquote>\n
La mente tiene una fijaci\u00f3n extra\u00f1a con algunos momentos en los que el cuerpo humano experimenta emociones demasiado fuertes; tanto as\u00ed, que puede quedarse enganchada por a\u00f1os al recuerdo de lo que dur\u00f3 solo un instante.<\/p>\n
Ese instante que lleva persiguiendo por m\u00e1s de 15 a\u00f1os a John Fredy Barrada, se parece al de millones de personas que prueban las drogas sin saber que aquellos segundos de gloria, se llevan todo a su paso, destruyendo vidas enteras. Un instante que no comenz\u00f3 con el bazuco, sino bajo el enga\u00f1o de \u201cser un consumidor social de perico\u201d <\/em>que lo convenci\u00f3 por mucho tiempo de tener bajo control una adicci\u00f3n, que realmente no puede ser controlada por nadie.<\/p>\n
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John Fredy Barrada, un ex habitante de calle que ahora trabaja con el equipo de intervenci\u00f3n en calle de la Secretar\u00eda de Inclusi\u00f3n Social<\/p><\/div>\n
Despu\u00e9s de pasar m\u00e1s de 10 a\u00f1os en la calle, John Fredy ten\u00eda ya la sensaci\u00f3n de que muchas esquinas de Medell\u00edn eran su casa, aunque con el paso del tiempo-parad\u00f3jicamente- las sent\u00eda cada vez m\u00e1s estrechas, incomodas, inseguras, fr\u00edas y ajenas.<\/p>\n
La casa de entonces -la calle- no se parec\u00eda en nada a la que tuvo antes cuando gracias a su trabajo como guardaespaldas y a los negocios que ten\u00eda en Bogot\u00e1, llevaba una vida bastante c\u00f3moda y normal. Tampoco hab\u00eda similitud entre el Jonh Fredy de esa \u00e9poca y el de tantos a\u00f1os despu\u00e9s, que, por una mala decisi\u00f3n, lo hab\u00eda perdido todo.<\/p>\n
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John Fredy Barrada, un ex habitante de calle que ahora trabaja con el equipo de intervenci\u00f3n en calle de la Secretar\u00eda de Inclusi\u00f3n Social<\/p><\/div>\n
Cuando Jonh lleg\u00f3 a Bogot\u00e1 persiguiendo sus sue\u00f1os, estaba convencido de que no se hab\u00eda tra\u00eddo consigo los malos h\u00e1bitos que hac\u00edan parte de su anterior c\u00edrculo social, pero con el paso de los d\u00edas, empez\u00f3 a experimentar un deseo insaciable por una dosis de perico que lo llev\u00f3 a caminar desesperadamente sin una direcci\u00f3n por las calles de esa desconocida ciudad, top\u00e1ndose con un habitante de calle que se convirti\u00f3 en su \u00fanica esperanza.<\/p>\n
\u201cYo le pregunt\u00e9 que d\u00f3nde pod\u00eda conseguir una dosis personal de perico, por mi apariencia \u00e9l sab\u00eda que le conven\u00eda mostrarme un lugar donde hubiera mucha droga porque sab\u00eda que pod\u00eda pagarla, as\u00ed que me llev\u00f3 hasta una casa cerca a Chapinero en la Avenida 57. Era una olla de vicio, pero por fuera se ve\u00eda como un sitio muy colonial, ten\u00eda una fachada muy bonita, estaba sorprendido\u201d.<\/em><\/p>\n
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John Fredy Barrada, un ex habitante de calle que ahora trabaja con el equipo de intervenci\u00f3n en calle de la Secretar\u00eda de Inclusi\u00f3n Social<\/p><\/div>\n
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- Si\u00e9ntese, todav\u00eda no ha llegado el perico, pero no debe tardar m\u00e1s de una hora. \u2013 le dijo el vendedor de la zona.<\/li>\n<\/ul>\n
Su cuerpo ya estaba demasiado ansioso. Sent\u00eda que algo lo empujaba a consumir cualquier cosa que tuviera cerca, lo que lo llev\u00f3 a comprar – en lugar del perico que nunca lleg\u00f3 – una dosis de bazuco.<\/p>\n
Eran las 11 de la noche cuando Jonh experiment\u00f3 por primera vez en su vida el efecto de esta droga. A las 11:03 ya hab\u00eda comprado la segunda dosis y a las 6:00 de la ma\u00f1ana, ya hab\u00eda perdido la cuenta. Esos primeros segundos, que \u00e9l describe como una \u201csensaci\u00f3n de placer absoluta y regocijo\u201d, <\/em>acabaron convirtiendo el resto de su vida en una pesadilla.<\/p>\n
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John Fredy Barrada, un ex habitante de calle que ahora trabaja con el equipo de intervenci\u00f3n en calle de la Secretar\u00eda de Inclusi\u00f3n Social<\/p><\/div>\n
A punta de dosis que costaban apenas 600 pesos, Jonh fue perdiendo de a poco todo lo que ten\u00eda, incluyendo el bar que con tanta ilusi\u00f3n hab\u00eda abierto en Bogot\u00e1, pero como no hay cosa m\u00e1s dif\u00edcil para un adicto que reconocer su adicci\u00f3n; cuando toc\u00f3 fondo pens\u00f3 que la soluci\u00f3n era regresarse a Medell\u00edn, donde lejos del bazuco, todo iba a volver a la normalidad.<\/p>\n
En su larga lucha entre las drogas y la calle, Jonh siempre tuvo claras dos cosas: la primera, que no usar\u00eda la casa de su mam\u00e1 como resguardo cuando la calle se pon\u00eda demasiado dif\u00edcil, y la segunda, que no iba a arrastrar a su familia a vivir con \u00e9l ese infierno. Por eso, cuando regres\u00f3 a Medell\u00edn a casa de su madre y lo volvi\u00f3 a invadir el deseo de consumir, se fue al centro de la ciudad a buscar el bazuco ya convencido de que no volver\u00eda jam\u00e1s.<\/p>\n
Desde entonces, las calles de Medell\u00edn fueron el lugar de estancia de John por m\u00e1s de 10 a\u00f1os; desde la primera noche cuando se fue a dormir y le robaron todo lo que ten\u00eda, hasta la \u00faltima, cuando sinti\u00f3 que ninguna acera era lo suficientemente grande y adecuada para \u00e9l.<\/p>\n