Una mujer de dos mundos

Hace algunos años ir a Marte o llevar vida a otros planetas parecían ideas descabelladas, pero con los avances en la ciencia estos proyectos son cada vez más probables. Sara Rengifo es una Ingeniera mecánica paisa quien lidera 5 laboratorios en la NASA en el Marshall Space Flight Center en Huntsville (Alabama). 

“Mi trabajo me encanta, amo lo que hago y lo disfruto”. Esta mujer se dejó cautivar por la ciencia y es ahora la encargada de la seguridad de los astronautas garantizando con su conocimiento la vida de estos hombres del espacio. 

“Haber estudiado en Medellín fue la base de todo mi proceso, vivo muy orgullosa de mi país, me preguntan mucho por nuestros deportistas, cantantes y el café”. 

Sara nunca imaginó llegar a trabajar en la NASA pero cuando vio la oportunidad de aplicar no lo dudó. Sabía inglés por los 5 años que vivió en Miami, tenía un Master de Ciencias Materiales en la Universidad Internacional de Florida (FIU) y determinación para lograr sus sueños. 

En el centro Marshall de vuelos espaciales cumple nueve años como ingeniera de tribología y metrología, que se refieren a los estudios de fricción, lubricación y desgaste para el soporte de los proyectos que lleva a cabo esta agencia espacial. 

“Cuando estaba viviendo en Estados Unidos comencé a hacer investigación en laboratorios de la Army y fue allí donde dije me gustaría trabajar en la NASA, incluso mi profesor me dijo que no aplicara porque nunca iba a conseguir trabajo, que era muy difícil y yo pensé porqué no, lo voy a intentar”. 

Aunque su éxito habla por sí solo, recuerda todo lo que tuvo que pasar para estar allí; sus primeros años de estudio y aprender el idioma. “A pesar de que todo lo que estudiaba era en inglés, mis notas eran en español. Me esforcé mucho por saber el idioma, traducía cada palabra que encontraba en las etiquetas del shampoo, de los jabones, lo que veía en todas partes” 

Su creatividad para encontrar soluciones innovadoras la han convertido en un ejemplo para muchas mujeres que desean dedicarse al campo de la ciencia, pero menciona además que son las familias las que deben apoyar en esta meta. 

“A las niñas hay que apoyarlas muchísimo porque si bien en la ingeniería hay más presencia masculina, en este campo he encontrado mujeres admirables. A las familias les diría que si sus hijas se inclinan por carreras como éstas las apoyen, les compren carros, cosas de color verde y azul, para romper esas creencias”. 

La vida de Sara no sólo se divide en su trabajo en el espacio y en la tierra, su otro mundo es su familia. Junto a su esposo y sus dos hijas de 4 años y 10 meses siente que ser mamá no le ha impedido ejercer su profesión, por el contrario, la ha fortalecido. “Me ha permitido desarrollar habilidades, soy más organizada, más rápida. Esto me han ayudado tanto en la parte profesional y como personal”. 

La ciencia seguirá buscando talentos como estos, que tengan disciplina y persistencia, que no se cierren a los paradigmas de la sociedad, que piensen y sueñen en grande para vivir como Sara, quizás en dos mundos.