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La Alianza Medellín Cero Hambre es una gran unión conformada por la Alcaldía de Medellín, empresas privadas, bancos de alimentos, organizaciones sociales y ciudadanía en general para mitigar la inseguridad alimentaria moderada y severa en la que se encuentran 221 000 hogares. Madrinas es un equipo de 197 mujeres y un hombre que trabajan de manera voluntaria por la causa de la alianza.
En sus recorridos por distintos barrios de Medellín, María Isabel Mejía, Madrina de la Alianza Medellín Cero Hambre, ha constatado que hay familias a las que el dinero no les alcanza para mercar. En una vivienda encontró la nevera vacía, solo con un pedazo de cebolla de rama. Conoció hogares en los que los niños comen gracias al Programa de Alimentación Escolar (PAE) y, a veces, hasta se llevan parte de sus alimentos para darles a los papás. Casas en las que viven ocho personas en 25 metros cuadrados.
Es por estas realidades que María Isabel sabe que hay muchas familias con necesidades apremiantes, comenzando por lo básico: la alimentación. En la capital antioqueña, 221 000 hogares se encuentran en inseguridad alimentaria, sea moderada o severa.
Casi 200
Mary Mejía, como le dicen quienes la conocen, no se quedó en la observación, sino que pasó a la acción y es la líder de las Madrinas de la Alianza Medellín Cero Hambre. La alianza, que es un proyecto estratégico de la administración del alcalde, Federico Gutiérrez Zuluaga, se creó a mediados de 2024. Es una gran unión conformada por la Alcaldía, empresas privadas, bancos de alimentos, organizaciones sociales y ciudadanía en general para mitigar la inseguridad alimentaria de estas familias. Madrinas es un equipo de 197 mujeres y un hombre que trabajan de manera voluntaria por la causa de la alianza.
Parte del equipo de la Alianza Medellín Cero Hambre. Entre ellos, Mary Mejía; a su derecha en la imagen, el alcalde, Federico Gutiérrez, y cierra el primer grupo a la derecha la primera dama, Margarita Gómez.
“El grupo nació con la alianza. Un empresario muy social me invitó y dije: ‘Vamos’”, cuenta Mary, una empresaria de joyería y artesanías, entre las que hay velas de diferentes figuras, objetos de madera y otros tallados en piedra. Ella es de Medellín, está casada con Miguel Escobar -quien también trabaja en una empresa privada- y tiene dos hijas: Mariana e Isabella.
Impulsó la creación de Madrinas. Al principio fueron nueve. Llegaron, sobre todo, amigas y conocidas suyas. Ahora, seis meses después, son casi 200 personas, la mayoría con edades entre los 45 y los 65 años; 197 mujeres y un hombre, Martín Velásquez, que es un gran apoyo para la líder. Mary dice que el equipo ha crecido bastante gracias al voz a voz, se han integrado mujeres que no conocía y su intención es que la cantidad de madrinas siga aumentando. Si quieres ser parte del grupo, por medio de la Alcaldía de Medellín puedes contactar a Mary Mejía.
En dinero o en especie
En la Alianza Medellín Cero Hambre cualquier ciudadano puede donar. En www.medellincerohambre.org los donantes definen si aportan alimentos o dinero. El dinero lo recauda Presentes Corporación, en tanto que EatCloud conecta a empresas, organizaciones sociales y bancos de alimentos para el manejo de donaciones en especie.
La Fundación Saciar – Banco de Alimentos – es una de las organizaciones vinculadas a la Alianza Medellín Cero Hambre.
La Alcaldía identifica a las familias beneficiarias y coordina la entrega de alimentos, mientras que el dinero se convierte en vales con los que las familias reclaman paquetes alimentarios en tiendas y supermercados aliados. El vale es de 150 000 pesos y se le entrega al respectivo hogar, cada mes, durante seis meses.
La Alianza Medellín Cero Hambre es una unión conformada por la Alcaldía, empresas privadas, bancos de alimentos, organizaciones sociales y ciudadanía en general.
Las cifras de la alianza
En sus primeros seis meses de funcionamiento, la alianza rescató más de 487 000 kilos de alimentos a través de la línea de innovación social y entregó más de un millón de platos de comida, en tanto que, mediante la línea solidaria, la de las donaciones en dinero, recolectó cerca de 1686 millones de pesos que permitieron llegar con vales que beneficiaron a más de 1850 familias. Así, la alianza alcanzó unas 30 600 familias de la ciudad, lo que representa el 34 % de los hogares que padecen inseguridad alimentaria severa.
Las Madrinas donan dinero y alimentos, visitan a las familias que identifica la Alcaldía, hablan con ellas para conocer sus situaciones, les entregan los vales que funcionan como bonos alimenticios y le hacen seguimiento al proceso. En su empresa, MIM Casa, Mary y su equipo de trabajo fabrican unas pulseras con medallas de la Virgen y los colores de las banderas de Colombia y Antioquia, que venden a 15 000 pesos. “Con ellas he recogido 10 millones de pesos que se fueron para la Alianza Medellín Cero Hambre”, cuenta Mary.
Adicional a esto, literalmente con la camiseta de la alianza puesta, ayudan a clasificar alimentos donados por empresas y buscan la manera de contribuirles a los beneficiarios no solo con alimentos, sino ubicando centros de atención para los niños, oportunidades de trabajo para los adultos o asesorías profesionales. Por ejemplo, con abogados que apoyan a madres solteras que deben demandar a los papás de sus hijos para que respondan por ellos.
Obra social
Son, como dice Mary, una red de apoyo de la Alcaldía. Cada mes, con los gestores de la Alcaldía, que para Mary “son ángeles recorriendo los barrios”, unas 50 madrinas acuden al sector elegido y cada una visita una casa y conversa con los miembros del hogar. Las Madrinas han ido a Santo Domingo Savio, Manrique y Moravia, entre otros sectores.
Como dice su mentor: “la violencia arranca por el estómago’” apunta Mary en el taller de su empresa. “Y tiene razón”, agrega, “porque a una persona con hambre le da mal genio y eso a veces termina en que golpea a los niños o puede buscar las drogas”.
Para Mary Mejía, la vida sin una obra social no tiene sentido. Considera que la Alianza Medellín Cero Hambre debe seguir durante varias administraciones distritales, porque en ella todos los recursos se usan correctamente. “Esto no es político sino social. Los paisas somos comprometidos y las Madrinas somos intensas. Cuando a uno se le mete en la cabeza algo de corazón, lo saca adelante”, subraya esta mujer que sueña con que se acabe el hambre severa en Medellín y está convencida de que es posible.
Ciudad solidaria