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El hombre a lo largo de la historia ha visto en el agua un sinónimo de purificación, de transparencia y fluidez, a menudo se le atribuyen propiedades sanadoras, reconfo...
El hombre a lo largo de la historia ha visto en el agua un sinónimo de purificación, de transparencia y fluidez, a menudo se le atribuyen propiedades sanadoras, reconfortantes y hasta místicas, pero más allá de romantizar y poetizar su uso, la realidad da cuenta de que el agua es la fuente de la vida y sin ella la vida no sería posible.
A San Antonio de Prado, corregimiento de Medellín, la tecnología llega para escribir un nuevo capítulo en la vida de sus habitantes. Se trata de un nuevo acueducto automatizado que llevará el mejor servicio de agua potable a las 1240 personas que habitan este sector.
En las inmediaciones de la vereda San José, una planta de potabilización inteligente llama la atención de los residentes por su gran estructura y tecnología, algo poco convencional para la zona, pues anteriormente el acueducto tenía otros procesos un tanto más rudimentarios, más parecido a las costumbres de antaño, y aunque lograba prestar el servicio a la comunidad, cada vez se hacía más difícil controlar la permanencia del agua…una situación que se les salía de las manos, como el agua misma. Con la pandemia, muchas familias buscaron hacer su vida en la zona rural y llegaron a este sitio, un lugar tranquilo, lleno de naturaleza y vida, con proyecciones de convertirse en uno de los mejores vivideros de Medellín.
Debido al crecimiento poblacional en el corregimiento, el agua comenzaba a escasear, no por falta del afluente, sino por algunos cortes que se debían hacer durante el día para garantizar su potabilidad, lo cual afectaba la calidad de vida de los habitantes, hasta que un día les sorprendió la noticia de que aquellas obras con grandes máquinas y tanques se debían a que allí, en su tierra, se haría la prueba piloto de un acueducto automatizado; toda una noticia para los vecinos que escuchaban expectantes la buena nueva. La obra se llevaría a cabo metros más abajo de la antigua planta de potabilización, pues varios estudios revelaron la inestabilidad de la zona y se sugirió un nuevo punto que contaría con la bendición de Dios y San José, fiel patrono de aquellas tierras. La noticia fluyó como el agua por las calles del corregimiento y llenó de entusiasmo a sus habitantes; ya no tendrían que hervir el agua, ni llevarse la sorpresa de que no salía agua de la llave, ahora tendrían un servicio de calidad, de forma permanente como en la ciudad y no podrían estar más agradecidos por contar con una tecnología que apenas se está implementando en el mundo.
El paso de una nueva era había comenzado y el cambio era inminente, de ahora en adelante 211 familias y 520 estudiantes de la escuela San José Obrero tendrían agua potable y constante, una realidad que muchas ciudades aún no pueden contar, así se encuentren en el primer mundo, porque la brecha que mide el acceso a este líquido tan preciado sigue siendo estrecha, inclusive en uno de los países que tiene una importante cantidad de fuentes hídricas, sin embargo, en las temporadas de lluvias el liquido escasea, por ello la importancia de automatizar la captación para evitar captar más agua de la que necesitamos. Algo tan simple como abrir una llave y que salga agua, agua potable, es una de las grandes hazañas del hombre; en la literatura, con frecuencia, se narran historias de pandemias y enfermedades relacionadas al consumo de agua contaminada; de ahí la necesidad de contar y hacer del agua potable, un derecho fundamental para el desarrollo de la vida.
El tratamiento del agua siempre ha sido una prioridad en la cotidianidad del hombre, desde la antigüedad ya se databan registros acerca de las formas empíricas en cómo las civilizaciones la purificaban: los filtros y el calor siempre fueron las primeras ideas que tuvieron a la hora de hacerle quite a las enfermedades y a la muerte.
Tuvieron que pasar varios siglos y muchas muertes de por medio para que el hombre lograra desarrollar un sistema en el que pudiera recolectar el agua del río, almacenarlo, filtrarlo, purificarlo y llevarlo a todas las casas cercanas y distantes, y realmente ahí no terminaría el proceso porque también se debía pensar en el agua que sale contaminada para evitar que se mezcle con el agua limpia o que se convierta en un problema de salud pública. Por eso este acueducto inteligente significa tanto para la comunidad de San Antonio de Prado, pues en él está consignada la solución a un problema milenario: la potabilización del agua. Esta megaobra da pie a ocho nuevos acueductos automatizados rurales que se inaugurarán a lo largo y ancho de Medellín.
Muchas preguntas surgen al ver a este gigante de la ingeniería: ¿Cómo funciona?, ¿Cómo es el proceso para que el agua sea potable?, ¿desde dónde se controla?
Javier Murillo Ospina, ingeniero de la obra.
Javier Murillo Ospina, ingeniero de la obra, relata este proceso con facilidad, simplificando la complejidad que trae consigo la ciencia del agua. Tratar de explicar el tratamiento desde que el agua se toma del río hasta que sale por la canilla, es el objetivo, hacerlo parecer como magia, es la hazaña, pero en realidad para que esta magia suceda, deben confluir muchas situaciones y deben existir muchas intervenciones. Así nos lo cuenta Javier, quien ha estado al tanto de la obra, inclusive antes de que se convirtiera en un acueducto automatizado. Él ha sido artífice y testigo del cambio, pues ha visto la transformación desde que la planta estaba ubicada dos cuadras arriba, en un terreno más inestable y con menos posibilidades de soportar la tecnología que llegaría para darle soluciones a un problema que llevaba varios años azotando el corregimiento.
Para comenzar a desentrañar este misterio se parte por la captación del agua, que se hace mediante una bocatoma, que no es otra cosa que una estructura que desvía determinada cantidad del agua del río y la dirige hacia la planta de potabilización. Este proceso está regulado por la CAR (Corporación Autónoma Regional), la cual indica la cantidad de líquido que se debe tomar de cada afluente, en este caso lo permitido son 4.1 litros por segundo como máximo. El factor más determinante a la hora de iniciar el tratamiento es si el agua llega turbia o no, porque en caso de ser muy turbia se utilizan los coagulantes, llamados PAC, que son policloruros de aluminio. Hay otros tipos que son sulfatos o silicatos, pero generalmente se utilizan los PAC.
Posteriormente se vierte otra sustancia denominada Duperfloc, que hace que las partículas de lodo se agrupen entre sí, sean más grandes y se precipiten al fondo del tanque para dar paso al siguiente paso que es la sedimentación.
Sucesivamente se continúa hacia el proceso de filtración que retiene las partículas que aún permanecen suspendidas en el agua mediante grava y carbón de antracita, que hacen las veces de una malla de prensa de café e inhiben el paso de algo que no sea el líquido sagrado. Finalmente se agrega cloro para que llegue a los tanques de almacenamiento y así pueda eliminar los microorganismos que son perjudiciales para la salud y causantes de virus y bacterias; en resumidas cuentas un problema de salud pública.
Anteriormente todos estos procesos se hacían de forma manual y amparados por la experticia de William Alberto Posada, el fontanero de la planta de potabilización San José, quien durante años lo hizo de forma empírica, aprendiendo del funcionamiento del acueducto y los desbordes de la lluvia, pues esos fueron los verdaderos maestros, los que lo hacían correr a cerrar las válvulas para que no ingresara el agua turbia a contaminar los otros procesos. Esa fue la que le enseñó todo lo que sabe ahora. William, siempre ha estado relacionado con el agua de alguna manera, sin buscarlo todos sus trabajos siempre lo han conducido al cuidado del agua y su carácter ha sido modelado por la fluidez del líquido sagrado.
Es un buen hombre, de presencia cálida y hospitalaria que entiende cuando se debe alarmar y cuando debe permanecer en quietud, contemplando el cambio. Nunca creyó vivir en estos tiempos de tanta modernidad, ni que con su tableta y moviendo el dedo podría controlar el paso del agua a los tanques de almacenamiento. Muchas veces se siente un dios, un Poseidón que aún se asombra por la facilidad con la que ahora realiza sus funciones. El cambio de rutina, le causa una sensación de extrañeza, aunque ahora disfruta de la quietud y el control que le da la automatización del acueducto. Todavía piensa en esas largas jornadas en las que el agua le enseñó tanto, le dio un oficio, un arte, un disfrute. Ahora sus días son diferentes, se capacita, estudia, observa el funcionamiento de la planta y se queda perplejo por la obra que sus ojos presencian.
Y no es para menos, las marcas aliadas dotaron de tecnología de vanguardia al acueducto, algunas de las que hicieron posible esta alianza con el Distrito fueron: Siemens, Amazon, Web Services – AWS, HACH, Bray Controls y Georg Fisher, Delarco y Telemetrik.
El 13 de marzo, el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez Zuluaga inauguró la Planta de Potabilización San José y ratificó su compromiso para que nuestra ciudad siga consolidándose como Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación y de paso entregó una obra que refresca la vida de toda esta comunidad del corregimiento San Antonio de Prado.